Estructuración de las Iglesias Católicas Orientales
La ruptura entre la Iglesia Latina y Bizantina, la cual fue materializada por la mutua excomunión de los Obispos de Roma y de Constantinopla en el año 1054, no quedaría definitivamente grabada a fuego en la mente de la gente común del oriente, sino hasta el acontecimiento de dos hechos traumáticos: 1- las Cruzadas, y, 2- El saqueo de Constantinopla realizado por los latinos en 1204. Hubo al menos dos grandes intentos de Unión, que tuvieron lugar en el año 1274, en el II Concilio de Lyon, y el otro en el año 1439, durante el Concilio de Ferrara-Florencia; pero ambos fracasaron.
Posteriormente, se desarrolló en Occidente, una teología católica romana sobre la Naturaleza de la Iglesia, en la que se ponía especial énfasis, sobre la necesidad de la Jurisdicción directa del Papa sobre todas las Iglesias Locales. Esto significó que aquellas Iglesias que no estaban bajo la Jurisdicción Papal, fueran consideradas objetos de actividad misionera, con el propósito de ponerlas en Comunión con la Sede de Roma. Al mismo tiempo se desarrolló la noción de “Rito”, acordando con dichos grupos de cristianos orientales que entraban en Comunión con Roma, que podrían ser absorbidos dentro de una sola Iglesia, pero, conservando sus propias tradiciones litúrgicas y disciplina canónica.
La actividad misionera, la cual fue, en algunos casos, realizada con el apoyo de los gobiernos católicos de países con minorías ortodoxas, también fue dirigida hacia todas las Iglesias Orientales; y virtualmente segmentos de todas aquellas Iglesias se unieron a Roma. Debemos reconocer, sin embargo, que no todas aquellas uniones fueron el resultado de la actividad de los misioneros católicos. La Iglesia católica bizantina de Bulgaria, por ejemplo, fue el resultado directo de un movimiento espontáneo de ortodoxos hacia el catolicismo; y los Maronitas del Líbano, afirman que ellos jamás estuvieron sin Comunión con Roma.
Inevitablemente, aquellas uniones acarrearon un proceso de latinización, o de adopción de ciertas prácticas y actitudes propias de la Iglesia Latina. Este proceso no fue uniforme en todas las Iglesias, y se dio en diversos grados, dependiendo siempre de las circunstancias históricas y culturales de los distintos grupos. Como resultado, aquellas Iglesias muchas veces perdieron contacto con sus raíces espirituales; la Tradición Monástica, eje central de la espiritualidad ortodoxa, murió en la mayoría de las Iglesias Católicas Orientales, aunque, la vida religiosa continuó a menudo bajo la forma de congregaciones modeladas sobre las comunidades apostólicas latinas. Pero desde los tiempos del Concilio Vaticano II, se ha hecho cierto esfuerzo por revertir este proceso.
Todas estas Iglesias están bajo la Jurisdicción del Papa, a través de la Congregación para las Iglesias Orientales, uno de las tantos despachos de la Curia Romana. Esta Congregación fue creada en 1862 como parte de la “Propaganda Fide” (la cual supervisaba la actividad misionera), y, años mas tarde, en 1917, fue elevada al rango de Congregación Autónoma por el Papa Benedicto XV. Este despacho cumple la misma función, con respecto a los obispos, sacerdotes y religiosos, que otras oficinas de la Curia con respecto a los latinos.
La Congregación Oriental, también supervisa al prestigioso Instituto Oriental Pontificio, en Roma, el cual funciona bajo la dirección de los Jesuitas, y posee una de las mejores bibliotecas para los estudiosos del Cristianismo Oriental en todo el mundo.
También debemos mencionar, que en el pasado los católicos orientales, fueron llamados a menudo “uniatos”, pero este término es en la actualidad considerado por ellos como peyorativo, y por lo tanto, ya no es muy usado. (dentro de la Iglesia Romana).
La mayoría de los ortodoxos ven a estas Iglesias como un obstáculo en el camino de la reconciliación entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa. Ellos sienten que la mera existencia de este grupo de Iglesias constituyen una negación por parte de los católicos, de la realidad eclesial de la Iglesia Ortodoxa, y que por lo tanto dichas uniones, ayudan a fomentar divisiones dentro de las Comunidades Ortodoxas Locales. La gran mayoría de los ortodoxos tienden a considerar a los católicos orientales, como ortodoxos, cuya presencia dentro de la Iglesia Católica Romana, es producto de una situación anormal, a la que se ha llegado, ya sea por medidas coercitivas, o incluso los suelen ver como católicos romanos, simulando ser ortodoxos con el propósito de confundir para hacer proselitismo en el Este.
Unos de los documentos del Concilio Vaticano II, “Orientalium Ecclesiarum” es bastante contemporizador hacia las Iglesias Católicas Orientales, afirmando en ese documento, la igualdad de las Iglesias Orientales frente a la Iglesia Latina, y se hace un llamado a estos católicos orientales a redescubrir sus auténticas tradiciones. También se afirma en el citado documento, sobre la vocación especial que los católicos orientales tienen por impulsar las relaciones ecuménicas con las Iglesias Ortodoxas.
La vida eclesial de las Iglesias Católicas Orientales, es regida de acuerdo al Código de Cánones de las Iglesias Orientales, la cual fue promulgada por el Papa Juan Pablo II el 18 de Octubre de 1990, y que rige con fuerza de ley desde el 1 de Octubre de 1991. De acuerdo al nuevo código oriental, las Iglesias Católicas Orientales se dividen en 4 categorías: 1- Iglesias Patriarcales (Iglesia Caldea, Armenia, Copta, Siriana, Maronita, y Melquita.) 2- Iglesias Archiepiscopales Mayores. (Iglesia Ucraniana y Siro-Malabar) 3- Iglesias Metropolitana Sui Iuris. (Iglesia Etíope, Siro-Malankar, Rumana y Rutenia en América) y 4- Iglesias Sui Iuris (Iglesia Búlgara, Griega, Húngara, Italo-Albanesa y Eslovaca).
Las Iglesias geco-católicas de Bielorusia, Albania, Georgia y Rusia, no poseen una jerarquía episcopal hasta el momento.
Toda Iglesia Católica Oriental Patriarcal, tiene el derecho a elegir su propio Patriarca, él es electo por el Sínodo de Obispos, y es inmediatamente Proclamado y entronizado, después de esto el nuevo Patriarca peticiona la Comunión eclesiástica al Papa.
El sínodo Patriarcal, también elige a los Obispos para las Diócesis que están dentro del Territorio Patriarcal, basándose en una lista que tiene que ser aprobada por la Santa Sede. Si el Obispo Electo no fue previamente aprobado, él deberá obtener el consentimiento del Papa después de su Ordenación Episcopal.
Un Arzobispo Mayor, es elegido del mismo modo que un Patriarca, pero su elección deberá ser confirmada por el Romano Pontífice, recién después él podrá ser entronizado. Los Metropolitanos, en cambio, son designados por el Papa, sobre la base de una lista de cómo mínimo 3 candidatos, que es enviada a Roma por el Concilio de Obispos.
La Congregación para las Iglesias Orientales, está comandada en la actualidad por el Cardenal IGNACIO MOUSSA I DAOUD, como prefecto (nac en 1923, consagración episcopal 1979, nombrado Cardenal en 1988, y prefecto desde 1991), y es secundado por el Arz. Miroslav Stefan Marusyn, en su calidad de Secretario.
Esta Congregación se encuentra ubicada en la Ciudad de Roma, en : Via della Conciliazione 34, 00120 Ciudad Estado del Vaticano.
Posteriormente, se desarrolló en Occidente, una teología católica romana sobre la Naturaleza de la Iglesia, en la que se ponía especial énfasis, sobre la necesidad de la Jurisdicción directa del Papa sobre todas las Iglesias Locales. Esto significó que aquellas Iglesias que no estaban bajo la Jurisdicción Papal, fueran consideradas objetos de actividad misionera, con el propósito de ponerlas en Comunión con la Sede de Roma. Al mismo tiempo se desarrolló la noción de “Rito”, acordando con dichos grupos de cristianos orientales que entraban en Comunión con Roma, que podrían ser absorbidos dentro de una sola Iglesia, pero, conservando sus propias tradiciones litúrgicas y disciplina canónica.
La actividad misionera, la cual fue, en algunos casos, realizada con el apoyo de los gobiernos católicos de países con minorías ortodoxas, también fue dirigida hacia todas las Iglesias Orientales; y virtualmente segmentos de todas aquellas Iglesias se unieron a Roma. Debemos reconocer, sin embargo, que no todas aquellas uniones fueron el resultado de la actividad de los misioneros católicos. La Iglesia católica bizantina de Bulgaria, por ejemplo, fue el resultado directo de un movimiento espontáneo de ortodoxos hacia el catolicismo; y los Maronitas del Líbano, afirman que ellos jamás estuvieron sin Comunión con Roma.
Inevitablemente, aquellas uniones acarrearon un proceso de latinización, o de adopción de ciertas prácticas y actitudes propias de la Iglesia Latina. Este proceso no fue uniforme en todas las Iglesias, y se dio en diversos grados, dependiendo siempre de las circunstancias históricas y culturales de los distintos grupos. Como resultado, aquellas Iglesias muchas veces perdieron contacto con sus raíces espirituales; la Tradición Monástica, eje central de la espiritualidad ortodoxa, murió en la mayoría de las Iglesias Católicas Orientales, aunque, la vida religiosa continuó a menudo bajo la forma de congregaciones modeladas sobre las comunidades apostólicas latinas. Pero desde los tiempos del Concilio Vaticano II, se ha hecho cierto esfuerzo por revertir este proceso.
Todas estas Iglesias están bajo la Jurisdicción del Papa, a través de la Congregación para las Iglesias Orientales, uno de las tantos despachos de la Curia Romana. Esta Congregación fue creada en 1862 como parte de la “Propaganda Fide” (la cual supervisaba la actividad misionera), y, años mas tarde, en 1917, fue elevada al rango de Congregación Autónoma por el Papa Benedicto XV. Este despacho cumple la misma función, con respecto a los obispos, sacerdotes y religiosos, que otras oficinas de la Curia con respecto a los latinos.
La Congregación Oriental, también supervisa al prestigioso Instituto Oriental Pontificio, en Roma, el cual funciona bajo la dirección de los Jesuitas, y posee una de las mejores bibliotecas para los estudiosos del Cristianismo Oriental en todo el mundo.
También debemos mencionar, que en el pasado los católicos orientales, fueron llamados a menudo “uniatos”, pero este término es en la actualidad considerado por ellos como peyorativo, y por lo tanto, ya no es muy usado. (dentro de la Iglesia Romana).
La mayoría de los ortodoxos ven a estas Iglesias como un obstáculo en el camino de la reconciliación entre la Iglesia Católica y la Ortodoxa. Ellos sienten que la mera existencia de este grupo de Iglesias constituyen una negación por parte de los católicos, de la realidad eclesial de la Iglesia Ortodoxa, y que por lo tanto dichas uniones, ayudan a fomentar divisiones dentro de las Comunidades Ortodoxas Locales. La gran mayoría de los ortodoxos tienden a considerar a los católicos orientales, como ortodoxos, cuya presencia dentro de la Iglesia Católica Romana, es producto de una situación anormal, a la que se ha llegado, ya sea por medidas coercitivas, o incluso los suelen ver como católicos romanos, simulando ser ortodoxos con el propósito de confundir para hacer proselitismo en el Este.
Unos de los documentos del Concilio Vaticano II, “Orientalium Ecclesiarum” es bastante contemporizador hacia las Iglesias Católicas Orientales, afirmando en ese documento, la igualdad de las Iglesias Orientales frente a la Iglesia Latina, y se hace un llamado a estos católicos orientales a redescubrir sus auténticas tradiciones. También se afirma en el citado documento, sobre la vocación especial que los católicos orientales tienen por impulsar las relaciones ecuménicas con las Iglesias Ortodoxas.
La vida eclesial de las Iglesias Católicas Orientales, es regida de acuerdo al Código de Cánones de las Iglesias Orientales, la cual fue promulgada por el Papa Juan Pablo II el 18 de Octubre de 1990, y que rige con fuerza de ley desde el 1 de Octubre de 1991. De acuerdo al nuevo código oriental, las Iglesias Católicas Orientales se dividen en 4 categorías: 1- Iglesias Patriarcales (Iglesia Caldea, Armenia, Copta, Siriana, Maronita, y Melquita.) 2- Iglesias Archiepiscopales Mayores. (Iglesia Ucraniana y Siro-Malabar) 3- Iglesias Metropolitana Sui Iuris. (Iglesia Etíope, Siro-Malankar, Rumana y Rutenia en América) y 4- Iglesias Sui Iuris (Iglesia Búlgara, Griega, Húngara, Italo-Albanesa y Eslovaca).
Las Iglesias geco-católicas de Bielorusia, Albania, Georgia y Rusia, no poseen una jerarquía episcopal hasta el momento.
Toda Iglesia Católica Oriental Patriarcal, tiene el derecho a elegir su propio Patriarca, él es electo por el Sínodo de Obispos, y es inmediatamente Proclamado y entronizado, después de esto el nuevo Patriarca peticiona la Comunión eclesiástica al Papa.
El sínodo Patriarcal, también elige a los Obispos para las Diócesis que están dentro del Territorio Patriarcal, basándose en una lista que tiene que ser aprobada por la Santa Sede. Si el Obispo Electo no fue previamente aprobado, él deberá obtener el consentimiento del Papa después de su Ordenación Episcopal.
Un Arzobispo Mayor, es elegido del mismo modo que un Patriarca, pero su elección deberá ser confirmada por el Romano Pontífice, recién después él podrá ser entronizado. Los Metropolitanos, en cambio, son designados por el Papa, sobre la base de una lista de cómo mínimo 3 candidatos, que es enviada a Roma por el Concilio de Obispos.
La Congregación para las Iglesias Orientales, está comandada en la actualidad por el Cardenal IGNACIO MOUSSA I DAOUD, como prefecto (nac en 1923, consagración episcopal 1979, nombrado Cardenal en 1988, y prefecto desde 1991), y es secundado por el Arz. Miroslav Stefan Marusyn, en su calidad de Secretario.
Esta Congregación se encuentra ubicada en la Ciudad de Roma, en : Via della Conciliazione 34, 00120 Ciudad Estado del Vaticano.
Iglesia Católica Armenia
LOCALIZACIÓN: Líbano, Siria, Iraq, Irán, Turquía, Egipto y la diáspora
CABEZA: S. B. Nersés Pedro XIX.
TÍTULO: Patriarca de los Armenios de Cilicia.
RESIDENCIA: Beirut, Líbano
FIELES: Alrededor de 344.000 almas.
CABEZA: S. B. Nersés Pedro XIX.
TÍTULO: Patriarca de los Armenios de Cilicia.
RESIDENCIA: Beirut, Líbano
FIELES: Alrededor de 344.000 almas.
Los cruzados latinos establecieron un estrecho contacto con la Iglesia Apostólica Armenia en el siglo XII , cuando pasaron atravesando el Reino de Armenia en Cilicia en camino a Tierra Santa. Una alianza entre los cruzados y el rey de Armenia contribuyó al establecimiento de una Unión entre ambas Iglesias en Cilicia en el año 1198. Esta unión fue rechazada por los armenios que estaban fuera de la región de Cilicia, y finalizó con la posterior caída de Armenia bajo el yugo tártaro en el año 1375.
Un decreto de re-unión con la Iglesia Apostólica Armenia, “Exultate Deo”, fue publicada durante el Concilio de Florencia el 22 de Noviembre de 1439. A pesar de esto no hubo resultados inmediatos, pero este documento facilitará las bases doctrinales para el establecimiento de una Iglesia Católica Armenia muchos años mas tarde.
La actividad misionera entre los armenios, comenzó tempranamente, dirigidos en un principio por los “Frailes de la Unión”, una comunidad armenia actualmente extinguida que estaba asociada a los Dominicos, y que fueron fundados en 1320. Con el paso del tiempo, los católicos armenios, se esparcieron y crecieron llegando sus comunidades a requerir una apropiada estructura eclesial, que contara inclusive con un patriarca propio.
En 1742, el Papa Benedicto XIV confirmó a un antiguo obispo armenio apostólico, Abraham Ardzivian (1679-1749) como Patriarca Armenio de Cilicia, con asiento en el Líbano y con autoridad religiosa sobre los católicos armenios de las Prov. Sureñas del Imperio de Otomano.
En cambio los del norte seguían bajo el cuidado del Vicario apostólico latino en Constantinopla. El nuevo Patriarca tomó el nombre de Abraham Pierre I, y todos sus sucesores toman asimismo el nombre de PIERRE en sus títulos eclesiásticos.
El sistema Otomano, el cual otorgó la administración de las minorías autónomas bajo el control y dirección de sus líderes, colocó a todos los armenios católicos bajo la jurisdicción civil del Patriarca Apostólico Armenio en Constantinopla. Esto dio como resultado serias dificultades e incluso persecución a los armenios católicos hasta 1829, cuando por presión de Francia, el gobierno Otomano les otorgó el derecho de organizarse civilmente, como una comunidad diferente con un Arz. Propio en Constantinopla. En 1846, éste fue revestido con la autoridad civil. La anomalía de tener un Arzobispo con autoridad civil y religiosa en la Capital del Imperio Otomano y otro de autoridad exclusivamente espiritual en el Líbano, fue resuelta en 1867, cuando el Papa Pío IX, unió ambas sedes y mudó la residencia Patriarcal a Constantinopla.
La despiadada persecución de armenios en Turquía hacia finales de la Primera Guerra Mundial, diezmó a las comunidades armenias uniatas de aquel país: 7 obispos, 130 sacerdotes, 47 monjas y cerca de 100.000 fieles fueron masacrados. Desde entonces la comunidad armenia católica en Turquía fue drásticamente reducida, un Sínodo Armenio Católico en Roma, decidió en 1928, trasladar el Patriarcado al Líbano (Beirut), y convertir a Constantinopla (ahora Estambul) en una Arquidiócesis.
Hubo también en Rusia algunas comunidades católicas armenias instaladas alrededor del año 1828. Pío IX, estableció entonces, la diócesis de Artvin para todos los armenios católicos del Imperio Ruso en 1850. Sin embargo la oposición de las autoridades zaristas al catolicismo oriental (uniatismo) resultó en la proscripción de dicha diócesis cuarenta años mas tarde. En 1912 los católicos armenios del Imperio Ruso fueron colocados bajo el obispo latino de la distante Tiraspol. La Iglesia Católica Armenia fue totalmente suprimida durante el régimen comunista, y fue unicamente con la independencia de Armenia en 1991, que las comunidades armenias católicas resurgieron nuevamente. El 13 de Julio de 1991, la Santa Sede estableció un Ordinario para los armenios católicos en Europa Oriental, con base en Gyumri, Armenia.
En Noviembre de 1992, una reunión del Sínodo Católico Armenio tuvo lugar en Roma, para considerar las necesidades de la Iglesia en la nueva situación. En junio de 1997, ellos se reunieron otra vez en Roma para continuar la preparación de un nuevo estatuto particular de la Iglesia Católica Armenia.
Un importante ejemplo de la vida religiosa en la Iglesia Católica de Armenia, es la aportada por los Padres Mechitaristas, fundados en 1701 en Constantinopla. La Comunidad se trasladó a la isla de San Lázaro, Venecia, en 1717. En 1811 una segunda fundación de Mechitaristas fue levantada en Viena. Aquellas fundaciones cuentan con mucho tiempo de servicio dentro de la Nación Armenia a través de sus escuelas y becas tanto en Europa y en Medio Oriente.
Una confraternidad sacerdotal en Bzoummar, Líbano, tiene una extensa librería y un seminario que data de 1771. Para los Altos Estudios Teológicos fue fundado en 1883 en Roma, el Colegio Armenio.
Al día de hoy la gran mayoría de católicos armenios estan en Beirut, Líbano, y en Aleppo, Siria. Esta Iglesia tiene siete diócesis en Oriente Medio: dos en Siria y una en el Líbano, Iraq, Irán, Egipto y Turquía.
Los armenios uniatos de Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, están bajo la supervisión espiritual del Ordinario Latino local. En EEUU, los 35.000 armenios católicos forman un exarcado con 8 parroquias bajo la dirección del obispo Hovhannes Tertsakian. (110 East 12th Street, New York, New York 10003)
Un decreto de re-unión con la Iglesia Apostólica Armenia, “Exultate Deo”, fue publicada durante el Concilio de Florencia el 22 de Noviembre de 1439. A pesar de esto no hubo resultados inmediatos, pero este documento facilitará las bases doctrinales para el establecimiento de una Iglesia Católica Armenia muchos años mas tarde.
La actividad misionera entre los armenios, comenzó tempranamente, dirigidos en un principio por los “Frailes de la Unión”, una comunidad armenia actualmente extinguida que estaba asociada a los Dominicos, y que fueron fundados en 1320. Con el paso del tiempo, los católicos armenios, se esparcieron y crecieron llegando sus comunidades a requerir una apropiada estructura eclesial, que contara inclusive con un patriarca propio.
En 1742, el Papa Benedicto XIV confirmó a un antiguo obispo armenio apostólico, Abraham Ardzivian (1679-1749) como Patriarca Armenio de Cilicia, con asiento en el Líbano y con autoridad religiosa sobre los católicos armenios de las Prov. Sureñas del Imperio de Otomano.
En cambio los del norte seguían bajo el cuidado del Vicario apostólico latino en Constantinopla. El nuevo Patriarca tomó el nombre de Abraham Pierre I, y todos sus sucesores toman asimismo el nombre de PIERRE en sus títulos eclesiásticos.
El sistema Otomano, el cual otorgó la administración de las minorías autónomas bajo el control y dirección de sus líderes, colocó a todos los armenios católicos bajo la jurisdicción civil del Patriarca Apostólico Armenio en Constantinopla. Esto dio como resultado serias dificultades e incluso persecución a los armenios católicos hasta 1829, cuando por presión de Francia, el gobierno Otomano les otorgó el derecho de organizarse civilmente, como una comunidad diferente con un Arz. Propio en Constantinopla. En 1846, éste fue revestido con la autoridad civil. La anomalía de tener un Arzobispo con autoridad civil y religiosa en la Capital del Imperio Otomano y otro de autoridad exclusivamente espiritual en el Líbano, fue resuelta en 1867, cuando el Papa Pío IX, unió ambas sedes y mudó la residencia Patriarcal a Constantinopla.
La despiadada persecución de armenios en Turquía hacia finales de la Primera Guerra Mundial, diezmó a las comunidades armenias uniatas de aquel país: 7 obispos, 130 sacerdotes, 47 monjas y cerca de 100.000 fieles fueron masacrados. Desde entonces la comunidad armenia católica en Turquía fue drásticamente reducida, un Sínodo Armenio Católico en Roma, decidió en 1928, trasladar el Patriarcado al Líbano (Beirut), y convertir a Constantinopla (ahora Estambul) en una Arquidiócesis.
Hubo también en Rusia algunas comunidades católicas armenias instaladas alrededor del año 1828. Pío IX, estableció entonces, la diócesis de Artvin para todos los armenios católicos del Imperio Ruso en 1850. Sin embargo la oposición de las autoridades zaristas al catolicismo oriental (uniatismo) resultó en la proscripción de dicha diócesis cuarenta años mas tarde. En 1912 los católicos armenios del Imperio Ruso fueron colocados bajo el obispo latino de la distante Tiraspol. La Iglesia Católica Armenia fue totalmente suprimida durante el régimen comunista, y fue unicamente con la independencia de Armenia en 1991, que las comunidades armenias católicas resurgieron nuevamente. El 13 de Julio de 1991, la Santa Sede estableció un Ordinario para los armenios católicos en Europa Oriental, con base en Gyumri, Armenia.
En Noviembre de 1992, una reunión del Sínodo Católico Armenio tuvo lugar en Roma, para considerar las necesidades de la Iglesia en la nueva situación. En junio de 1997, ellos se reunieron otra vez en Roma para continuar la preparación de un nuevo estatuto particular de la Iglesia Católica Armenia.
Un importante ejemplo de la vida religiosa en la Iglesia Católica de Armenia, es la aportada por los Padres Mechitaristas, fundados en 1701 en Constantinopla. La Comunidad se trasladó a la isla de San Lázaro, Venecia, en 1717. En 1811 una segunda fundación de Mechitaristas fue levantada en Viena. Aquellas fundaciones cuentan con mucho tiempo de servicio dentro de la Nación Armenia a través de sus escuelas y becas tanto en Europa y en Medio Oriente.
Una confraternidad sacerdotal en Bzoummar, Líbano, tiene una extensa librería y un seminario que data de 1771. Para los Altos Estudios Teológicos fue fundado en 1883 en Roma, el Colegio Armenio.
Al día de hoy la gran mayoría de católicos armenios estan en Beirut, Líbano, y en Aleppo, Siria. Esta Iglesia tiene siete diócesis en Oriente Medio: dos en Siria y una en el Líbano, Iraq, Irán, Egipto y Turquía.
Los armenios uniatos de Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda, están bajo la supervisión espiritual del Ordinario Latino local. En EEUU, los 35.000 armenios católicos forman un exarcado con 8 parroquias bajo la dirección del obispo Hovhannes Tertsakian. (110 East 12th Street, New York, New York 10003)
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